Disipando dudas en el lago
Después de muchos devaneos mentales y noches sin poder dormir, por fin -y doy mucho énfasis a este por fin- me he aclarado de todo.
El lunes me fui con Sam, a pasar todo el día juntos al lago. Tenía aquella estúpida esperanza que yo en algún momento me enamoraría perdidamente, y me daría cuenta de que él es el tío que estaba buscando/deseaba -por que es verdad, es un partidazo y me daba la sensación que estaba perdiendo una oportunidad única-. Pero en cuanto subimos en el autobús y me empzó a contar que había conocido/quedado con un chico, -aunque no fue un encuentro fructífero- ese fue un momento de caída a una altura de 100m sin paracaídas. Me sentí bastante mal. Pensé: y tú que te esperabas, ¿que después de decirle que no querías nada con él iba a estar esperando toda la vida? Es normal que el chico ahora haga su vida. Intenté que no se me notara y contínuamos hablando, incluso cuando llegamos le invité a desayunar. Pero en cuanto llegamos al lago se me olvidó todo. Somos amigos y qué mas da lo otro, pensé . Y disfruté como un niño bañandándome en el lago, haciendo ahogadillas y jugando muy pervertidamente con las boyas que habían, con las cartas y tomando el sol. Nos hicimos las típicas fotos de primer plano con el lago de fondo, con los peores caretos del mundo. Pero el sitio era precioso, si alguien ha visto Sommersturm (tormenta de verano) se hará una idea, porque era igualito. Después de muchos chapuzones y anécdotas varias decidimos dar la vuelta al lago. Bueno... maldigo el momento en que acepté tal odisea. Estuvimos como tres horas caminando sin parar, por el bosque, por medio de la carretera, por campos, a las cinco de la tarde con un sol de justicia que nos íbamos a morir. Pero valió mucho la pena, fue un día genial.
Me he dado cuenta de cómo tienen que ser las cosas. Él para mí es un gran-gran amigo, porque no puedo sentir nada más y creo que él lo ha entendido, y la afinidad y el buen rollo que tenemos es genial. Y creo que él siente lo mismo. Aunque a veces noto una especie de tensión sexual en el ambiente un tanto divertida, por cosas que me dice o que noto yo. Yo me atrevería a enrollarme con él por miedo a que la amistad se viera afectada. Pero en fin... mientras las cosas estén claras ningún problema.
Etiquetas: amigos, amistad, autopsia sentimental, dudas, lago, Sam, tensión sexual
We are family!
Doy título a mi entrada rememorando la mítica canción de Sister Sledge, que apuesto que todo el mundo conocerá.
Y es que señores, ¡me sale familia de debajo las piedras! ¡Soy como Pajares! Pero a mí no me salen hijos, sino primos y sus variantes. Somos unos 31 más o menos -sin contar sus respectivas parejas ni hijos, y tan sólo por parte de padre-. ¿A que mola? Como tengo un tío que está bastante enfermo, pues han venido mis primos de Madriz. Que al principio no tenía ni idea que en la capital teníamos familia, así que fue toda una sorpresa. Aunque también es lógico, mi padre es el más pequeño -y tiene 55 años- de una familia de trece hermanos -aunque ya no estén todos- así que echad cuentas de la cantidad de primos y tíos que hay que no conozco y la gran diferencia de edad que nos separan. El primo en cuestión que nos vino a visitar tiene una hija de mi edad, es decir, mi prima segunda. Yo estaba ansioso por conocer a la prima-segunda, a ver como sería. Y fue un poco violento cuando abrí la puerta y me la encontré, darle dos besos sin saber tan siquiera su nombre. Pero nada, ella es muy maja, la verdad, muy extrovertida y natural, aunque un poco fachilla, serán influencias madrileñas o algo... Y mi primo es Dios, resulta que es publicista y bueno, me llenó la cabecita de pájaros hablándome de como funciona todo ese mundo, también me dio su palabra de que me enviaría cosas sobre el tema y noticias. Yo encantado. Y congenié tanto con mi prima que fui a la playa con ella y otra prima segunda que hacía como cuatro años que no nos veíamos, ¡a recuperar el tiempo perdido! Pero es que por parte de mi madre, están mis primas -La Divine que tiene 23, y otras dos más, una de doce y la otra de seis, así que no puedo salir con ellas-. Y por parte de padre todos mis primos están casados o en proceso. Por tanto es la primera vez que salgo con familiares de mi edad, me resultaba raro y gracioso llamarlas primas. Hemos tenido unos días muy adolescente en la playa -hemos ido dos veces-, jugando a las cartas y apostando dinero, embadurnanos de crema y putearnos, bañarnos y hacer ahogadillas y robando pulseritas en las tiendecitas -que por cierto me han robado una para mí, qué majas, aunque la pulserita es muy gay, pero mola-. He tenido primas durante un par de días, y no ha estado nada mal, me he reído mucho y ha sido... diferente, a pesar de que haya tenido que encerrarme en el armario. Espero ir un día a Madriz que ya nos han invitado y tengo ganas de ver la ciudad.
Y ahora cambiando un poco de tema. He vuelto a hablar con mi primer rollo -bueno, primero y único, qué coño; el que es de Madrid-. Al que llamaré Ketamina -es un juego de palabras-. Nosotros tuvimos un final estrepitoso, totalmente dramático, un mar de lágrimas y unas movidas muy fuertes. Pero bueno, ahora nos llevamos bastante bien, aunque solo hablemos una vez al mes. Total, que siempre que hablamos tiene que salir con el tema de su querido nene -dígase esto con especial rintintín-. Siempre, hable de lo que hable, su presencia en la conversación es algo inevitable. Y mí, me rebienta, qué quereis que os diga. Que no hay rencores y si volviéramos a vernos algún dia yo iría a tomar algo con él y de buen rollo, ¿pero a mí qué coño me importa lo que haga con su novio? En ningún momento se ha hablado de retomar la amistad y confianza. "Yo no te pienso explicar mis líos, ni tampoco tengo la intención que tú hagas lo mismo, es más, prefiero no saber nada" es lo que pienso. Pues nada, que ha empezado a hablar del novio y de repente salta "ay, es que tengo unas ganas de follar" -con su novio, of course-. Y ha sido un momento como: ¿Hola? soy tu ex, recuérdalo, a mí eso me importa una mierda. ¿Qué ha sido del código no escrito en que no se debe nombrar a los exs y esas cosas? ¿Soy un anticuado? Que si lo hiciera de buena fe, pues tampoco me importaría demasiado, pero es que esto ya me huele a chamusquina, siempre igual hombre, qué ganas de urgar en la herida y ponerse repelente. Me han dado ganas de decirle "ala, pues follatelo a gusto que conmigo no pudiste". Pero en fin, tampoco es plan de ponerse tan cabrón.
Etiquetas: conversaciones, familia, ketamina, Madrid, playa, primos
Himz y las sorpresas (in)esperadas
Las sorpresas siempre me han inquietado, tanto las que ya me huelo algo y sé que traen, como las que son totalmente imprevistas y desconocidas.
Una de ellas lleva la etiqueta de Sam. Quizá no lo quería reconocer, pero en mi cabecita había una voz diciéndome lo que iba a pasar, haciendo spoilers en mi propia vida, vamos. ¿Qué ha pasado con él? Lo de siempre, para variar y ser originales. Hemos quedado un par de veces y yo veía como él empezaba a elevarse del suelo un par de centímetros, es decir, empezaba a hacerse ilusiones. Y mi cuerpo reaccionó siguiendo la costumbre, haciendo un gran gran bola de ansiedad en el estómago viendo lo que se avecinaba. Porque siempre me pasa igual, el otro chico se encandila y yo nunca acabo de sentir esas mariposas en el estómago que debería sentir. Y lo siento, pero por muchas ganas que tenga de tener alguien a mí lado no puedo engañar al otro y prometerle amor eterno cuando no hay nada de eso. Así que yo ya me veía haciendo de malo en la película de amor, again. Y así fue, un día me preguntó que qué quería, si estaba buscando algo porque él empezaba a sentir algo que hacía mucho tiempo que no sentía por nadie. Que no era pura atracción física, era algo más profundo y se estaba calando. Ahí fue en el momento en que me sentí como el asesino de la madre de bambi. Y lo peor de todo es que el chico tiene cualidades, es un artista nato, cariñoso, romántico, es mono, de mi ciudad -dar especial énfasis a esto-, pero nada... A este paso acabaré hetero. Y bueno, ya os podéis imaginar lo bien que le sentó a él cuando le expliqué que nanai de la china, que empezó a decirme las cosas más bonitas y tristes del mundo. En plan enamorado heartbroken. Y a mí que se me hizo el corazón una bolita pequeña, porque yo le he tomado mucho cariño; así que hemos acordado de seguir viéndonos pero ser sólo amigos -esto va a ser muy difícil, pero bueno, yo le dejo tiempo y espacio; no tengo ganas de peder el contacto con alguien como él-.
Y bueno, hoy aparecieron en mi casa por sorpresa mi tía y mi abuela diciendo que nos íbamos a comer a un restaurante, ¡¿cómor?! Con lo tranquilito que estoy yo en casa, con la comida casera -valga la redundancia- y viendo las hostias que se dan en Smackdown. Pues nada, he tenido que pasar por chapa y pintura -que llevaba ya dos días sin salir y parecía recogido de la calle- y al restaurante que hemos ido. A mí me toca hacer el papel de sobrino educado y modosito -que dice mi abuela- y aguantar con una sonrisa mientras mi tío y mi tía se enzarzan en una discusiones que por mucho que intenten disimular, se ven a kilómetros; por no hablar de tener que aguantar a mi prima la Divine. Total, que estaba yo comiendo tan tranquilo cuando de repente miro hacia la derecha y veo como se me clavan dos ojos grises como puñales. Una mirada de esas penetrantes que notas como si te estuviera viendo hasta las entrañas, de esas miradas que te deja sin aliento. A mí se me cortó el hambre. Era de un chico de unos diez años mayor que yo, que iba con otro, y sí, mi gaydar hacía pipipí. No me quitaba ojo. Y la prueba ha sido que cuando se iba, le he mirado y efectivamente, me ha lanzado una última mirada. Qué ojazos, por dios, qué ojazos...
Etiquetas: amor, mirada, relaciones personales, restaurante, Sam
Ataque de pánico
Pues sí, me ha dado un repentino ataque de pánico en cuestiones de amor. Os cuento como ha ido todo y el porqué de estos miedos infundados.
Ayer por la mañana me conecté como es habitual en mí, sin esperar ningún tipo de alboroto en mi tranquilo día y veo que me abre conversación el chico de Chueca -el de las entradas anteriores-, que le llamaré a partir de ahora Sam. Hablamos primero de tonterías y después de tantear el terreno de haber cuando nos vemos me dijo para quedar esa misma tarde, acepté. Yo en ese momento estaba tirando cohetes, petardos y todo tipo de materiales piroténicos por el piso. Cantando It's raininng men mientras pelaba/cortaba las patatas. Y bueno, llegó la hora de la cita. Nunca me había puesto tan nervioso y mira que he quedado con mucha gente y de toda España, pero estaba histérico, al borde de un ataque de nervios. También tenía mucho miedo, por si no iba bien o por si no cumplía mis expectativas o si él era un terrible capullo que, como Gachón dijo, sólo quería descuartizarme. Llegué 15min tarde al lugar de encuentro -ya os hablé de la fuerza cósmica que hace que nunca llegue a la hora deseada- y tenía miedo que se hubiera ido cansado de esperar. Pero no, allí estaba, y era bastante mono. No me salían las palabras, parecía que me hubieran amordazado y no podía articular sonido alguno. Cuando lo normal en mi es ponerme a hablar por los codos siempre que me pongo nervioso. Pero en fin, al final se me pasó la vergüenza y ya hablamos largo y tendido. Quizá demasiado diría yo, me contó un par de cosas de su pasado que no me hicieron mucha gracia. Pero por todo lo demás muy bien, conectamos bastante.
El problema viene cuando llegué a casa. Me envió un sms -su primer sms- diciéndome que se lo había pasado muy bien y que le gustaría repetir. Le contesté, se conecto y empezamos a hablar. Y vino el momento fatídico "oye... ¿y tú esperabas que pasara algo?" a mí eso me mató. Yo ya estaba bastante rayado pensando que no quería que fuera muy deprisa todo, que no tengo nada claro. Así que le contesté "que prefería ir despacio, que me habían dado muchos palos por ir rápido y que prefería que todo fuera a su ritmo". Él me contestó: "Sí, así será más romántico". Segundo hachazo. Ahí se encendió el botoncito de paranoya, y empecé a pensar "es que no sé si quiero una relación, o si quiero que sea así, o con él. Y si al cabo de dos días se me lanza al cuello... o si se cansa de mí, o si me canso de él." Cuando empiezo así no hay dios que me pare. Además me ha dicho de volver a quedar, hoy mismo. Yo he preferido dejarlo para mañana sábado, así hoy tengo más tiempo de asimilarlo todo. Esta mañana he llamado a Ire y hemos estado hablando del asunto y me ha dicho que él es un capricho y que me cansaré de él -toma hachazo-. Ella es así de directa, pero quizá tiene razón, no sé. Tengo uno de esos ataques de amor-histéria en silencio, dándole vueltas y con un nudo en el estómago que no me deja comer. Lo peor de todo es que hace medio año hubiera vendido mis riñones al mercado negro para conseguir algo así, y ahora metido en el meollo todo me resulta muy raro. Me veo como el Dr. Burke de Anatomía de Grey, dejando a Cristina en el altar... me veo.
Y ya sé que todo esto es un poco exagerado, pero no puedo evitarlo, ya me dicen eso de "Es que tu eres demasiado pasional, lo vives muy intensamente". Sí... a ver que pasará en el siguiente capítulo.
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Etiquetas: ataque, cita, dudas, histeria, nervios, relaciones personales, Sam
Segundo asalto
Después de haberme lanzado y haberle enviado el mensaje al chico del que hablé en la entrada anterior, me agregó. Pero no pudimos hablar hasta el día siguiente -ayer-. La cosa empezó muy mal, no se acordaba quien era. "Soy el chico de chueca que te envió un mensaje", le expliqué. "Sí, puede ser", ¿cómo que puede ser? ¡Pues claro que es! Después de tal navajazo hacia mi ego y después de conocer lo principal el uno del otro, la cosa se animó y tomó viento en popa. Por aquellas cosas del destino hemos estado a punto de coincidir en el mismo instituto -resulta que tiene 18 acabados de cumplir y no 19-. Yo en un principio iba a coger el artístico; que tan sólo hay un instituto en mi ciudad donde lo den. Pero me enfadé con mi vena creativa y después de ver las asignaturas y las salidas que me ofrecía el social, opté por ese. Pues bien, hablando sobre eso me dijo "ahora se me va a ir la olla, pero imagínate que coges el artístico, nos conocemos, nos gustamos y empezamos a salir" y acto seguido para quitar un poco de hierro al asunto me suelta "jajaja, que paranoyas tengo". Vaya... yo me quedé ojiplático y pensando: uy, ¿eso ha sido un intento de acercamiento? Hablamos sobre gustos y aficiones y de cine. Comentamos las películas que habíamos visto y las que no, a lo que él me dice "ya podemos quedar para ver cuatro pelis, jajaja". Con eso me lo confirmó, eso es una tirada de caña en toda regla. Pero bueno, yo no tiro cohetes aún ni llamo a las majorettes para que vengan a celebrarlo porque quizá esté viendo cosas donde no las hay, además que yo tampoco estoy buscando nada concreto con todo esto. Quería conocer chicos de mi ciudad y tal. No paro de meterme en berenjenales amorosos. Por si no fuera poco y estuviera en un situación bastante dificil y delicada, ahora me mento en esto... Yo no tengo remedio, soy un liante por naturaleza.
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Sigo esperando que suene una voz en off que diga: ¡prueba superada! Y del cielo caigan confetti para celebrarlo, como en gran prix o algo así.
Etiquetas: chueca, contacto, tirar la caña
Cosas que pasan
He tenido una revelación, una señal del cielo -o del subconsciente-. Así que me he armado de todo el valor del mundo y me he lanzado. Me explico. ¿Os acordáis del chico del que hablé que estaba interesado conocer por los perfiles? Pues bien, hoy -no sé aún por qué- soñé con él. Estábamos en una especie de convivencias de mi futuro instituto y él iba un curso más -lo irónico es que él ya lo ha acabado, pero bueno- y se me acercaba y me decía que me había encontrado muy guapo, que si no se qué y no se cuántos, y partir de ahí empezábamos a hablar. Luego me he despertado gracias a las obras que están haciendo delante de mi casa, así que no sé como acababa la cosa. Lo curioso es que al susodicho lo he visto un par de veces por la calle, un día mientras iba por la rambla lo vi con una amiga, y hace un par de días; cuando estaba con la Jipi en las fiestas de mi pueblo también lo vi. Y nos pusimos a cantar detrás de él y a grito pelao' "boig per tu", que era la que estaban tocando en ese momento -¿hace falta aclarar que tanto mi amiga como yo llevábamos nuestros cubatas encima?, rezo para que no me viera.
Y me siento el chico más tonto-adolescente del mundo, tengo el mal presentimiento que me están filmando y soy víctima de una de esas series americanas donde cada momento es super intenso y la vida de un adolescente es super emocionante; pero en realidad es lo más aburrido del mundo. Creo que en cualquier momento va a salir el técnico de sonido o el director va a dar la toma por buena, qué horror. Lo peor de todo es que tiendo a hacer de un grano de arena una montaña, un Kilimanjaro, por ejemplo. Aunque bueno, tampoco le veo futuro a esto, supongo que me verá como a un crío o algo por el estilo, pero bah, que no se diga que lo he intentado.
Etiquetas: Jipi, perfil, relaciones personales, sensaciones, serie americana
