9 sept 2007

Volver a empezar otra vez

Me quedan dos días escasos para convertirme de nuevo en un esclavo de los libros de texto, los profesores excéntricos y los alumnos imbéciles -oh vaya, ¿dije imbéciles? quería decir gilipollas-.

Después de haberme pasado un verano rascándome la barriga y tumbado a la bartola, me toca volver a las andadas: a madrugar, al café y a estudiar cosas que podrían sevir como somníferos caseros. Como podéis observar mi estado de eufórica es prácticamente palpable, y mis ganas de empezar van in crescendo. Ahora miro atrás y me doy cuenta que no he cumplido todos mis propósitos para este verano. Ya sabía que no iba a ir al gimnasio, así que ya de buenas a primeras no me apunté. Tampoco he leído todos los libros que me propuse, empecé uno y ahí está, muerto por la página treinta-y-nosequé; tampoco he trabajado. Aunque sí me apunté al intensivo de inglés y he salido más de lo que me esperaba, y no he encontrado novio pero sí a Sam, ni he visto a eNe pero sí a mi Negra. Así que haciendo balance -uy, parece fin de año- ha sido un buen verano, sí. Además a nivel personal he aprendido muchas cosas y he madurado, que esto siempre queda bien decirlo. Lo malo viene ahora, que al haberme pasado el verano abriendo puertas y cajones de mi armario, ahora toca recluirme. Lo que le decía a alguien el otro día, ahora me toca encerrarme, levantar un muro de protección con alambrada y poner perros guardianes de esos con espuma en la boca. Volver a empezar. Y me preguntaréis, ¿y este ataque de paranoya/máxima-seguridad? Es que empezaré en un instiputo nuevo, instituto, quería decir. Uno un poco elitista -pijo, básicamente-, que como pilles fama de algo ya no te la quitas hasta que te vas y donde los chismes vuelan, y qué queréis que os diga, no me apetece convertirme en la maricona del curso; por no hablar que no conozco a nadie y todo eso. Claro, yo estaba acostumbrado a mi colegio de toda la vida, que vale, estaba lleno de miserables y capullos; pero había una confianza enorme. Tu podías estar en el recreo hablando perfectamente de que hacía tres días que no ibas al baño, o que la noche anterior estabas follando y casi te pillan. Ellos ya estaban acostumbrado a mis bromas y mis chistes, pero eso ya se ha acabado. Va a ser una mierda, pero en fin, es lo que toca; resignarse.

Dejo atrás una etapa de mi vida para empezar una de nueva, que por cierto, no pinta nada bien. Coged todas vuestras estampitas, encended todas las velas que podáis, y rezádme algo, anda.

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